Te das cuenta a primera hora de la mañana (y durante el resto del día). Ese colchón que te ha dado tan buenos momentos de descanso está empezando a fallarte. Si además tu cuerpo te avisa, ya no es momento para dudas, hay que hacerle caso.
La tercera parte de nuestra vida la pasamos en la cama. Sí, es mucho pero lo bien que hace, y solo hace bien si el colchón es bueno. Comenzar la mañana con molestias o dolor de espalda es la primera señal de que tu colchón necesita ya una jubilación porque ha perdido ya todas sus propiedades.
Elegí uno que se adapte lo más posible a tu cuerpo. Probalo (muy importante), acostate y comprobá que se acomoda a la forma de tu cuerpo y que la zona lumbar no forma un arco al acostarte boca arriba, que respete la curvatura de la columna vertebral.
La relación que tenemos con nuestro colchón debe ser una relación duradera, así que lo mejor es ser exigente para que nos de la mayor cantidad de satisfacciones. Pero al decir duradera, no queremos decir eterna. Los colchones tienen una fecha de caducidad, generalmente establecida entre los 5-8 y 10 años. El uso diario hace que vaya perdiendo calidad y las propiedades que tenía en el momento de la compra. Para mantener estas características el mayor tiempo posible, es importante cumplir con los cuidados necesarios.
Otra de las señales subliminales es notar una gran diferencia cuando dormís fuera de casa. Si dormís mejor cuando viajás, eso solo puede significar una cosa: tu colchón no es el apropiado. Pregunta de qué material es el colchón en el que dormiste bien (de espuma, de látex, de muelles, viscolástico) e invertí en un cambio que a la corta y a la larga mejorará tu día a día.
¿Llega el lunes y ya estás cansado? Le echás la culpa a un fin de semana excesivamente movido pero el sábado por la mañana estabas igual. Ok, los problemas del día a día pueden hacernos dormir mal pero si ves que no descansaste lo suficiente de lunes a domingo, es posible que el problema esté en tu colchón. Dormir a pierna suelta es lo que necesitás y eso solo lo vas a conseguir con el colchón que mejor vaya contigo.
Los colchones son un atractivo potencial para los ácaros y alergenos. Para solucionarlo, existen colchones con tratamientos específicos que evitan estas molestias. Pero si estás que cada vez que te metés en la cama te vienen ganas de estornudar, ya sabes cuál puede ser el motivo. Ha llegado el momento de cambiar el colchón.